Estas técnicas quirúrgicas consisten en extraer grasa del cuerpo mediante diferentes sistemas de aspiración con la finalidad de moldear la figura hasta conseguir una armonía corporal deseada por el paciente.

La liposucción se centra fundamentalmente en la extracción de grasa, mientras que la lipoescultura, utiliza parte de la grasa extraída para inyectarla en otras zonas que necesitan mayor volumen, como por ejemplo la región glútea. De esta manera, el resultado quirúrgico es más armónico.

Desde inicio de los años ochenta, esta técnica ha pasado por varias etapas siendo ahora una cirugía más segura, siempre y cuando, se sigan los protocolos internacionales de seguridad establecidos.

Estos protocolos recomiendan realizar cirugías en periodos menores a 4 horas, no asociar procedimientos grandes, no operar pacientes con enfermedades asociadas, sobrepeso extremo, ni en obesidad y operar solo pacientes con poca posibilidad de hacer tromboembolismo, entre otros.

¿En qué consiste esta cirugía?

La técnica se realiza bajo anestesia epidural y sedación. Puede durar entre 1 y 3 horas, en dependencia a las áreas a tratar.

Se infiltra una solución de suero con un medicamento que cierra los vasos sanguíneos para disminuir la pérdida de sangre.

Un cirujano plástico experimentado y un anestesiólogo experto en lipoesculturas, se encargan del control del balance de líquidos del paciente, para mantenerlo en condiciones estables.

También se debe considerar el nivel de hemoglobina del paciente antes de la cirugía, teniendo en cuenta la cantidad de grasa que se piensa aspirar.

Luego del procedimiento se procede a colocar una faja compresiva, se indican antibióticos y analgésicos por una semana. A los cinco días de haber sido operada, se inicia la fisioterapia respectiva para bajar la inflamación y mejorar el proceso de cicatrización. En esta etapa se reabsorben los moretones producto de la cirugía.